Palacio Zenobio, Murano y Burano

Nuestro ùltimo dìa en Venecia amaneciò nublado y con ganas de llover. Empezò a subir la marea de a poco y quedamos atrapados en el colegio gracias al "agua alta"!! Algunos de los chicos se confeccionaron botas de emergencia con bolsas de plàstico, otros simplemente recurrieron a las ojotas de playa.... Fue una experiencia ùnica, no hay otras ciudades que sufran de este fenòmeno.

Franco y Martìn... a la espera de la baja marea

Recorrimos el colegio para visitar los salones del primer piso que cuando se construyò en el s. XVIII por el conde Alvise Zenobio de Verona, activo en la escena polìtica veneciana.  La planta baja funcionaba para la recepciòn y servicios. El Salòn de los Espejos que era la sala de bailes, encantò a todos, el palacio Zenobio fue donado a la Congregaciòn Mekhitarista en el s. XIX por un mercader de diamantes proveniente de Madràs. Actualmente y por falta de alumnado para funcionar como instituto educativo, està dedicado a la hospitalidad alberguiera, hospitalidad ocasional de arte itinerante y eventos varios.

Salòn de los Espejos del Palacio Zenobio sede del Colegio Moorat

Detalle de yeserìa sobre los dinteles de los cuatro accesos al salòn

Mientras tanto, organizamos el almuerzo ràpidamente esperando que bajara la marea y cuando pudimos salir nos fuimos a pasear a la isla de Murano donde visitamos un laboratorio artesanal. Presenciamos la elaboraciòn de un trabajo y pudimos apreciar còmo se realiza el vidrio soplado de Murano. Venecia es el primer productor de vidrio, manufactura que sostuvo el crecimiento edilicio durante la revoluciòn industrial francesa Proseguimos viaje hacia la isla pintoresca isla de Burano, donde se realizan los bordados tradicionales de Venecia.

Al volver al colegio, preparamos el equipaje y compartimos la cena con los seminaristas llegados de Yerevan junto al padre Hamazasp y al amigo Avedik de Paris, que nos cantò algunas de sus canciones favoritas. Cantamos las marchas armenias y terminamos bailando el Lorke y un Kocharì en el atrio del colegio. Los Vartabedner se despidieron de nosotros con un mensaje especial y una bendiciòn para el grupo.